Ganar, perder y las historias que nos contamos
12/25/2025
by Saukonen
(Ira vs Iyslander, y por qué no existen los “auto win”)
Este domingo, durante el torneo de Sage de fin de año, hubo dos partidas que se me quedaron dando vueltas en la cabeza. No tanto por el resultado, sino por lo que aprendí después. Ambos matches fueron Ira (midrange) vs Iyslander (battle mage).
Primera partida
La primera vez que nos enfrentamos, gané.
Yo estaba jugando Ira, pero siendo completamente honesto: no tenía un plan claro para el match.
Era la primera vez que jugaba contra Iyslander en este formato, así que mi preparación fue más reactiva que estratégica. Agregué 3 piezas de Arcane Barrier y cambié 2 defense reactions por Arcane Polarity.




Era algo que siempre me había dicho que “debía hacer contra wizard”, pero que nunca había practicado realmente.
Mi plan inicial era simple: presionar vidas rápido, antes de que el control de Iyslander se estabilizara.
Durante la partida, mi oponente siguió el patrón que más o menos esperaba: daño arcano, creación de frostbites para generar disrupción y ataques que capitalizaban la desventaja de vida, como Fyendal’s Fighting Spirit y Wounded Bull.



En cierto punto, el nivel de disrupción fue tan alto que perdí un turno completo. Ahí me di cuenta de algo clave: ese plan no iba a funcionar.
El pivot: de presión a desgaste
A partir de ese momento, cambié completamente el enfoque. Ya no estaba jugando a ganar la carrera de vidas, sino a desgastar su deck.
Mi nuevo plan fue muy claro:
- bloquear disciplinadamente el daño físico
- prevenir todo el daño arcano posible
- usar mis cartas azules para pitch, sabiendo que volverían al deck
- sostenerme con Arcane Polarity, recuperando la vida necesaria para alargar la partida
Mientras mi oponente perdía cartas intentando forzar daño arcano, yo simplemente aguantaba. Cuando ya había pasado por sus copias de Fyendal’s Fighting Spirit y Wounded Bull, mi única preocupación real al bloquear era Scar for a Scar. Sin emabrgo, nunca apareció.
Al final, la partida se cerró de forma inevitable: bloqueo, desgaste y Kodachis para terminar el juego.
Aun así, algo no me dejaba tranquilo.
La carta que nunca apareció

Cartas como Fyendal’s Fighting Spirit y Wounded Bull encajan perfecto en un plan de presión: números altos y value extra cuando el oponente está arriba en vidas. Sin embargo, Scar for a Scar juega ese mismo escenario de una forma distinta:
- menos poder bruto
- costo 0
- go again, ideal para encadenar presión y habilitar daño adicional
Cuando no la vi en toda la partida, asumí que simplemente no estaba en su lista. Pero no era así.
El feedback (y el error)
Al terminar la partida, hablando tranquilos, le pregunté directamente:
“¿Por qué no jugaste Scar for a Scar?”
Su respuesta fue honesta y lógica desde su punto de vista: los había sacado para meter Calming Breeze, buscando defender mejor el daño constante de mis Kodachis.
Mi respuesta fue casi automática:
“Estás cambiando 4 de poder por 3 de prevención. No es worth it.”
Y ahí quedó la conversación.
Segunda partida
Podemos resumir la segunda partida de esta manera:
- En la semifinal, mi oponente sí jugó Scar for a Scar.
- Había ajustado su plan. Yo no.
- No internalicé que el camino correcto contra su deck era ir a desgaste desde el turno uno, y no solo cuando ya iba perdiendo la carrera de vidas.
- Cuando en ese segundo match me tocaron tres manos rojas seguidas, no tuve cómo reconvertirme.
- Sin azules.
- Sin colchón.
- Sin tiempo.
La partida se me fue de las manos.
La lección real
El aprendizaje no fue:
- “Scar for a Scar es mejor”
- ni “Calming Breeze es mala”
El aprendizaje fue este:
- Yo gané el primer match sin entender completamente por qué
- Él perdió el primero, aprendió, ajustó y ganó el segundo
- El match nunca fue un auto win ni un auto lose
Fue un match de planes, no de héroes.
Para la comunidad
Si alguna vez perdiste una partida y saliste pensando “no había nada que hacer”, te entiendo. Todos nos contamos esa historia alguna vez.
Pero este juego no castiga al que pierde, castiga al que deja de pensar. A veces ganas sin entender por qué. A veces pierdes justo cuando el otro sí lo hizo.
Y eso no habla de héroes rotos, ni de matchups imposibles. Habla de planes, de adaptación y de cuánto estás dispuesto a aprender después de barajar el deck.
Perder no te hace peor jugador. Negarte a revisar lo que pasó, sí.
Si algo me dejó este torneo es esto: la próxima vez que pierda, no quiero salir diciendo “era auto lose”. Quiero salir preguntándome “¿qué plan no vi?”.
Ahí es donde empieza a ganarse de verdad.